A fines de 2009 con bombos y platillos el Congreso Nacional aún con mayoría del Frente para la Victoria sancionó una ley de reforma electoral y política por la cual se prometió reordenar el funcionamiento de los partidos políticos mediante la celebración internas obligatorias, abiertas y simultáneas cuya finalidad era reducir la cantidad de candidatos a los diferentes cargos existentes y evitar la proliferación de candidaturas propias de un sistema político fragmentado y carente de estructuras políticas sólidas.
Luego del verdadero papelón que resultaron las listas colectoras en las elecciones de 2007 y las candidaturas testimoniales que resultaron un fraude en las elecciones de 2009, se pensó quizás ingenuamente que para las elecciones de 2011 y luego de sancionada la ley en cuestión, que se intentaría poner un poco de orden al sistema electoral argentino.
Un vez más, vemos como impunemente y sin rubor alguno se pretende instalar nuevamente las denominadas listas colectoras que violenta sino la letra el espíritu de la ley sancionada en 2009 y que sólo pretenden mediante el engaño a quien debe emitir el sufragio llevar votos a una determinada candidatura (vgr. la de nuestra actual Presidente).
Nuevamente nos encontramos frente a un País carente de reglas (resulta básico que en un país que se pretende republicano debe haber un sistema electoral limpio, transparente y permanente para que se respete auténticamente la voluntad popular y no que ante cada elección dibujemos el sistema según la conveniencia de quien gobierne en ese momento), que sólo parece querer burlar la ley, cualquiera sea esta.
En lugar de sancionar un sistema en donde impere el voto electrónico (como Brasil), la boleta única, un sistema de primarias, la desaparición de las listas sábanas en los grandes distritos, etc. ni siquiera podemos cumplir cabalmente con algo tan módico como las internas mencionadas anteriormente.
Los argentinos debemos reflexionar que sin apego y respeto a la ley no podemos aspirar a construir una sociedad más justa, equitativa y en donde impere el respeto de unos a otros.
Y esto debe comenzar por quienes nos gobiernan pues de alguna manera como dirigentes que son debieran dar el ejemplo pero lamentablemente nos encontramos una vez más ante un "espectáculo" que cuanto menos resulta lamentable.
Tengamos en cuenta todas estas cuestiones al emitir nuestro voto pues de lo contrario seguiremos alimentando a quienes ni siquiera pueden cumplir con la ley que nos permite elegirlos.