En la sociedad en que vivimos, muchos de los actos de la vida cotidiana tienen relación, en mayor o menor medida, con el derecho.
En efecto, cuando compro un producto (auto, electrodoméstico o contrato un seguro), vendo mi casa, alquilo un local, contrato un servicio, etc. estamos efectuando una serie de actos que se rigen por normas, de cuyo incumplimiento o en su caso estando mal asesorado al momento del acto, se producen consecuencias muchas veces inesperadas y por cierto negativas.
En la vida profesional se observa muchos casos de personas con dificultades por "haber firmado" documentación o celebrado acuerdos sin el debido asesoramiento que provocan consecuencias negativas muy dificiles de revertir. Aquí también se aplica el principio de "más vale prevenir que curar".
Lo comentado puede parecer como una defensa corporativa de la profesión de abogado, cuestión que estoy lejos de hacer. Si creo, que como dice el lema del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, antes de efectuar alguna operación de cierta envergadura debe consultarse al profesional para evitar consecuencias negativas.
De la misma forma que prevenimos problemas de salud concurriendo al médico o para construir una casa nos asesoramos con un arquitecto o ingeniero, resulta por demás conveniente asesorarnos con un abogado antes de celebrar cualquier acto de cierta importancia para evitar problemas posteriores.
Tomen esto como un consejo.
Nos seguiremos comunicando por este medio y espero agregar mayor información para beneficio de la comunidad.